El antiguo campo de concentración de Sachsenhausen, situado en el norte de Berlín, detuvo a más de 200.000 prisioneros durante el reinado nazi. Decenas de miles de ellos perecieron dentro de sus muros. Sirviendo como un campamento modelo, Sachsenhausen estableció el estándar para todos aquellos que seguirían. El campamento se convirtió en una escuela de brutalidad, que solía capacitar a guardias de las SS para trabajar en otros campamentos de toda Europa. Después de su liberación, los ocupantes soviéticos tomaron el campamento por otros cinco años y lo utilizaron para albergar a sus presos políticos.
El Memorial de Sachsenhausen es hoy un recordatorio de los días más oscuros de la historia de Berlín.